La Diablesa de Orihuela es uno de los pasos procesionales más emblemáticos y misteriosos de la Semana Santa en la provincia de Alicante. Este singular paso, conocido formalmente como Triunfo de la Cruz, ha sido una parte esencial de la Procesión del Santo Entierro de Orihuela desde su creación en 1694, y todavía hoy conserva un aura de misterio y controversia debido a su peculiaridad y simbolismo.
El paso de La Diablesa, encargado por el Gremio de los Labradores y obra del escultor Nicolás de Bussy, se distingue por su fascinante composición escultórica y su curiosa historia. La obra, que representa un grupo escultórico donde el mundo, la muerte y la diablesa se entrelazan, es una representación simbólica de la lucha entre el bien y el mal. Sobre un globo terráqueo, la figura central del diablo se muestra en una postura recostada, con una mano mostrando la famosa manzana del pecado, mientras, al otro lado, un esqueleto representa la muerte y, sobre ellos, los ángeles sostienen los Arma Christi, instrumentos que recuerdan la pasión de Cristo.
Un Paso Inusual en la Semana Santa Española
Lo que hace a La Diablesa verdaderamente única es su carácter. Es el único paso procesional en la Semana Santa de Orihuela que presenta la figura de un ser diabólico, y su presencia en la procesión es todo un símbolo de la lucha entre la carne (representada por la diablesa) y el espíritu (representado por la cruz y los ángeles). Además, el paso ha sido históricamente un paso excluido de los lugares sagrados, como la iglesia, debido a la naturaleza de sus imágenes. Esto ha generado que, a lo largo de la historia, La Diablesa no cruce el umbral de las iglesias y realice su recorrido procesional fuera de los templos religiosos.
Esta peculiaridad, que data de los siglos XVII y XVIII, aún sigue vigente hoy en día. La procesión del Santo Entierro se divide en dos rutas: una donde los pasos atraviesan la iglesia y otra donde La Diablesa permanece fuera de los límites sagrados, dotando al recorrido de un encanto especial.
Un Símbolo de Controversia y Restauración
La historia de La Diablesa no ha sido fácil. A lo largo de los siglos, el paso ha sido víctima de diversos daños debido a incendios, guerras y periodos de agitación política. Uno de los eventos más traumáticos fue durante la Guerra Civil Española (1936-1939), cuando la obra sufrió graves mutilaciones. Sin embargo, siempre ha sido restaurada y, tras una reciente restauración en 2013, sigue siendo una pieza clave en la Semana Santa oriolana.
En su recorrido actual, La Diablesa es portada por los costaleros del Santo Entierro Raiguero de Bonanza, quienes visten túnicas de terciopelo negro y portan una cruz plateada como parte de su uniforme. Este paso, como otros en la procesión, es acompañado por una marcha procesional conocida como "Triunfo de la Cruz, La Diablesa", que aumenta la atmósfera solemne y única de la procesión.
El Impacto Cultural y Religioso de La Diablesa
A pesar de su naturaleza controvertida, La Diablesa ha llegado a ser considerada un símbolo de la Semana Santa de Orihuela y un Bien de Interés Cultural. La combinación de sus figuras grotescas y la fuerte carga simbólica que tiene, ha generado tanto admiración como críticas. Para muchos, la presencia del diablo en la procesión es una manera de mostrar la fuerza del cristianismo al enfrentar las tentaciones terrenales y espirituales.
La representación de la Cruz de los Labradores y su estrecha relación con la comunidad de labradores de la ciudad también refleja la conexión de La Diablesa con las tradiciones populares de la región. En Orihuela, los residentes han pasado generaciones celebrando este evento como una parte integral de su identidad cultural y religiosa.
Una Tradición Inmortal
A lo largo de los siglos,
La Diablesa
ha sido testigo de
la evolución de Orihuela
y ha dejado una huella indeleble en su cultura. Más allá de su simbolismo, su historia de lucha entre el bien y el mal, la restauración y la controversia, sigue siendo una de las procesiones más intrigantes de España. La Semana Santa oriolana, con su
Triunfo de la Cruz
y su inconfundible diablesa, sigue siendo un ejemplo vivo de cómo la historia, el arte y la tradición se entrelazan para crear una experiencia única que no deja indiferente a nadie.